"Si has oído la llamada de Oriente, ya nunca escucharás otra cosa."

(Rudyard Kipling)

 

 Viajar a la antigua Birmania hoy, es visitar un país que parece petrificado en el tiempo. Un bellísimo país que sufre las consecuencias de un régimen militar que durante décadas mantuvo en el aislamiento a su población pero que por fin parece avanzar, a paso lento y descompasado hacia un gobierno civil.

 A pesar de todo, los birmanos han sabido mantener una sociedad y una cultura únicas, en las que la influencia del budismo theravada se manifiesta en su acusado sentido de la hospitalidad. Es en el carácter, la humildad y la amabilidad de sus gentes donde podemos respirar la esencia del sudeste asiático aún intacta. Quizás por ello se dice que Birmania es la “reserva espiritual del Budismo”.

 Más de 2.000 templos nos esperan en la llanura de Bagan, campos de arroz salpicados de pagodas, lugares sagrados como la Golden Rock o la pagoda Shwedagon, bellos paisajes y diversidad de etnias en el lago Inle o las colinas de Mandalay, y una espiritualidad que impregna cada acto cotidiano de la vida.

Bagan
Lago Inle
Mandalay
Yangon - Bago

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